En el comienzo del juicio, un testigo complicó al perito acusado de adulterar pruebas

Un testigo comprometió a Roberto Locles, acusado de manipular la bala extraída del cuerpo del militante del Partido Obrero , Mariano Ferreyra, asesinado por una «patota» ferroviaria, al relatar, en el inicio del juicio, cómo ocurrieron los hechos en el que se inutilizó el proyectil.

El Tribunal Oral en lo Criminal 16 de la Capital Federal comenzó a juzgar hoy a Locles por la inutilización de un objeto destinado a servir de prueba en el marco de la causa por el homicidio del joven militante del Partido Obrero.

Al inicio del juicio oral, Locles se negó a prestar declaración indagatoria ante el Tribunal y solo dio sus datos personales. Ante los jueces Gustavo Ferrari, María Cristina Bértola e Inés Cantisani, dijo que «dentro de media hora cumplo 76».

Locles anticipó que hablará al final del juicio y su abogado postuló luego sin éxito la nulidad de la acusación por supuesta «violación a las garantías constitucionales y la defensa en juicio».

El argumento fue la falta de control por parte de Locles de las dos actas labradas por los demás peritos en las que se detalló lo ocurrido.

Al inicio del juicio que comenzó a las 9.30 en los tribunales de Lavalle 1171, los magistrados escucharon primero el requerimiento fiscal de elevación a juicio y ante la negativa a declarar del acusado, ordenaron leer la declaración que prestó en la instrucción de la causa. En esa oportunidad, afirmó que no tuvo voluntad de dañar la bala que era peritada el 22 de febrero de 2011 por orden de la juez Wilma Lopez, que investigaba el homicidio.

En ese encuentro de peritos, según la acusación fiscal, Locles habría tomado el proyectil para golpearlo sobre una mesa en varias oportunidades a fin de demostrar que la bala había rebotado contra el piso antes de impactar en la víctima.

El perito había acudido al trámite en una dependencia de la Policía Federal para representar a uno de los acusados, Armando Uño, quien finalmente terminó absuelto en un juicio oral donde se condenó a 15 años de prisión al ex titular de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, entre otros acusados.

«Nunca tuve intención de hacerlo, estaba muy nervioso con un ataque de presión y por su dureza no lo hubiese deformado», declaró el 1 de abril de 2011 ante el juez Alberto Baños, que lo procesó.

En la jornada de hoy se citó a peritos de la Policía Federal que presenciaron lo ocurrido y luego labraron un acta y tomaron fotos del proyectil, para derivarla a la juez López, quien radicó la denuncia penal contra Locles.

El primero en declarar fue el inspector de la Federal Juan Leguiza, de la división Balística y a cargo de conducir la reunión de peritos en la que también participaron expertos de Gendarmería.

«Fue un momento bastante traumático, en cuestión de segundos pasó todo, fue sorpresivo, repentino y me quedé atónito», recordó Leguiza sobre el momento en que, según la denuncia, Locles tomó el proyectil y lo golpeó sobre la mesa en la que trabajaban los peritos.

«Cuando lo soltó, lo tomo y veo que tiene un brillo que antes no tenía, dejamos constancia y él se retira sin firmar, lo llamaron por teléfono, salió afuera y cuando volvió dijo que se tenía que ir y pasaría a firmar al día siguiente», aseguró.

«Quiso representar como que golpeaba sobre el piso en varias oportunidades, yo no podía creerlo, cuando lo soltó todos lo miraron para ver qué daños superficiales había sufrido», agregó.

Sobre la mesa de los peritos había varios proyectiles para el trabajo y el extraído del cuerpo de la víctima «era el único que estaba deformado».

«Le dijimos que lo deje, lo dejó, agarró una vaina y volvió a hacer lo mismo», recordó al explicar que sobre la mesa había varios proyectiles «de libre uso» por si los peritos tenían que utilizarlos para demostrar alguna hipótesis.

Al inicio del encuentro, Leguiza había identificado la bala objeto de la pericia: «Este es el proyectil extraído a Mariano Ferreyra», afirmó que anticipó a todos.